Cruzando el río Duero
Conocida por ser el núcleo del sector vinícola de la región, Vila Nova de Gaia está repleta de bodegas que ofrecen visitas guiadas y catas que merecen, al menos, una tarde de nuestro tiempo.
Las bodegas se encuentran obligatoriamente ubicadas de éste lado del Duero desde mediados del siglo XVIII. Actualmente, sólo contando las que están en la pendiente de la orilla del río, se encuentran sesenta bodegas y almacenes de vinos diferentes.


Para recorrer la zona se puede usar el teleférico que ofrece unas vistas distintas del río y de las bodegas. Sale desde el muelle de Gaia, y termina cerca del Jardín do Morro. Personalmente no lo utilicé pero no deja der una opción.

Una de las formas de cruzar desde Oporto hasta Vila Nova de Gaia es a través del Ponte Dom Luís, inaugurado a finales del siglo XIX.
Con sus casi 400 metros de largo y sus dos pisos, este puente es también un magnífico mirador desde donde podemos ver los barcos que navegan por el Duero y la ribera a ambos lados del río, con las las viejas casas de colores en una orilla y los “rabelos” que sirvieron para el transporte de los toneles de vino, amarrados frente a la costa.

Half Rabit
Hacia adentro de la ciudad, en la Rua Guilherme Gomes Fernandes 42, encontramos a Half Rabbit (medio conejo), una obra de street art del artista portugues Artur Bordalo, conocido como Bordalo II, que mezcla graffiti y elementos reciclados recogidos de la basura.
La mitad de la pieza queda sin pintar para mostrar los colores originales de los elementos ya que en sus obras.
El concepto de reciclaje se aborda desde el punto de vista de la destrucción de la naturaleza. Por eso el tema central de sus instalaciones son las representaciones de animales salvajes.
No es la única obra del artista en Portugal, y todas son fabricadas con chatarra y restos que encuentra en contenedores y entre montones de basura.
Los coloca en lugares visibles de la ciudad con el afán de concientizar sobre el rastro que el hombre deja a su paso por la naturaleza.

Vila Nova de Gaia es una gran opción para terminar el día.
A lo largo de su costa se encuentran lindísimos bares y restaurantes desde donde podemos disfrutar la vista de Oporto, acompañados de un rico vino y un lindo atardecer.
